martes, 2 de agosto de 2011

LA MARCHA DE LAS PUTAS, ¿DE LAS QUÉ?: DE LAS PUTAS.

PUTA.- De origen incierto; tal vez del latín muchacha; Ramera. 
Ramera: mujer que hace ganancia de sus cuerpo entregada vilmente al servicio de la lascivia.(Alonso, 1892)

Esperanza Román Valadez

Puta es un concepto genérico que designa a las mujeres definidas por el erotismo, en una cultura que lo ha construido como tabú para ellas. El interdicto confiere la carga negativa y desvalorización con que se aprecia a las putas, que en el extremo llega a ser sobrevaloración. La prohibición del erotismo en las mujeres “buenas”  crea la codicia de los hombres y la envidia de las mujeres, entorno a las mujeres que lo encarnan. Ideológgicamente se identifica puta con prostituta, pero putas son además, las amantes, las queridas, las edecanes ,las modelos, las artistas, las bedettes, las exóticas, las encueratrices, las misses, las madres solas o madres solteras, las fracasadas, las que metieron la pata, se fueron con el novio, y salieron con su domingo siete, las malcasadas, las divorciadas, las mujeres seductoras, las que andan con casados, las que son segundo frente, detalle o movida, la roba maridos, las que se acuestan con cualquiera, las ligeras de cascos, las mundanas , las coquetas las relajientas, las pintadas, las rogonas, las ligadoras, las fáciles, las ofrecidas las insinuantes, las calientes, las cogelonas, las insaciables, las ninfomaníacas, las histéricas, las mujeres solas, las locas, la chingada y la puta madre, y desde luego, todas las mujeres son putas por el hecho de evidenciar deseo erótico, cuando menos en alguna época o en circunstancias específicas de sus vidas.
MARCELA LAGARDE
            “La marcha de las  Putas” es un evento que desde que se origino,  ha causado controversia, en una sociedad que ha rodeado esta palabra de una carga negativa hacia las mujeres, y rodeada sobremanera de erotismo, relacionar a las mujeres con un ejercicio pleno de su libertad sexual, parecería ser sinónimo de maldad. Sin embargo, Ante declaraciones   como las del policía canadiense que “si las mujeres no quieren ser violadas no deben vestirse como putas”….o las del gobernador de Chihuahua cuando iniciaron los asesinatos de mujeres, el tipo diciendo: “los hechos son lamentables, pero son mujeres que por su forma de vestir, y por estar fuera de su casa a “deshoras”, podemos decir que son mujeres de la vida galante”….consideramos que no hay nada que justifique la violencia, ni la sexual ni de ningún tipo, ni la vestimenta, ni las actividades que realicen las mujeres las hace merecedoras de acosos o violencia,  el sentido de la marcha.

Cierto que nombrar una marcha de reivindicación de derechos femeninos con una palabra tan cargada de significaciones degradantes hacia el género femenino puede parecer contradictorio, sin embargo creemos que vale la pena analizar su justificación, a continuación presentamos el texto leído en la marcha que tuvo lugar el pasado domingo en esta cuidad, mujeres y hombres, en su mayoría jóvenes que marcharon gritando, cantando y haciendo visibles cada un@ desde sus diferencias, temas que socialmente afectan nuestro desarrollo como personas, y que son producto de esta sociedad violenta, donde los cambios no sucederán sino le cambiamos el discurso a quienes ejercen el poder.
      Hola todas y todos.

Gracias por estar aquí celebrando que levantamos la voz ante el abuso sexual y las justificaciones cobardes para ello.

A nombre de las convocantes a la Marcha de las Putas en Morelia, y tomando el texto de Atrévete, quiero reiterar que lo que sucedió hoy continúa un diálogo sobre la violencia naturalizada en nuestras comunidades. Estamos viviendo tiempos difíciles en nuestro país. Estamos, desde diferentes sectores expresando que estamos cansadas y cansados de la violencia, de los pretextos insensatos para perpetuarla.

Hoy estamos aquí para decir “¡Basta!”. Queremos que se asuma la responsabilidad del abuso sexual y se dejen de repetir las etiquetas que reflejan al hombre como incontrolable por naturaleza y a las mujeres como tentadoras y provocativas. Tales etiquetas nos han dañado como sociedad al generalizar y alejar la visibilidad de la raíz del problema.

Los seres humanos debemos ser libres en nuestra expresión, en nuestra sexualidad y en nuestras decisiones. Venimos aquí a fomentar el respeto y decir que no hay NADA, absolutamente NADA, que una persona pueda hacer para ganarse el abuso.

¿Cómo vamos a poder participar activa y adecuadamente en el cambio de nuestro país si nos seguimos adhiriendo a estigmas antiguos sobre nuestra “naturaleza”? El respeto no es masculino ni femenino, es algo humano y aquí lo reconocemos.

Nuestra sociedad carece de comunidad, necesitamos convivir en paz, proponer soluciones dentro de nuestra infinita diversidad. El abuso sexual y las relaciones desiguales de poder, han desbaratado nuestro tejido social. El acoso es doloroso, el abuso sexual marca nuestras vidas y el machismo mata.

¿Cómo podrán las mujeres y las personas que pertenecen a minorías sexuales transitar las calles, interactuar sanamente y ser parte de nuestras comunidades si existe el riesgo constante del abuso y la impunidad?

En el caso del acoso en las calles sabemos que el 90% de las mujeres serán acosadas por lo menos una vez en su vida. Sabemos que el abuso sexual en los espacios públicos, que se define desde miradas lascivas hasta violencia sexual física, es un crimen que da entrada a formas de violencia de género más severas.

Es momento de reflexionar y de reconocer como sociedad que hay términos y estereotipos que nos han dañado, que reproducimos tanto mujeres como hombres dentro de una doble moral. Como se ha enfatizado, ninguna ocupación, vestimenta o actitud vuelve a una mujer una “puta”, término que se ha utilizado a lo largo de la historia para denigrar y humillar a quienes expresan su personalidad, ideas y principios.

Tristemente, la violencia sexual y la cosificación del cuerpo de la mujer han sido internalizadas, naturalizadas e incluso justificadas. Es tiempo de decir NO es NO. Nadie tiene derecho a comentar o a acceder al cuerpo de otra persona sin su consentimiento.

Dejamos esta marcha con una bola de nieve que continúa rodando: Todas y todos tenemos un papel muy importante en erradicar la violencia de género. Intervengamos cuando seamos testigos de abuso sexual, informémonos, respetemos, promovamos el diálogo y la sexualidad informada libre y sana. Visibilicemos las cosas que nos suceden a diario. Digamos basta en solidaridad y sororidad.

Atrevámonos a alzar la voz, atrevámonos a decir basta, atrevámonos a romper prejuicios, atrevámonos a decir: “este cuerpo es mío” y atrevámonos a vivir de forma libre y consciente.

No es normal que tengamos que salir a la calle con miedo, con miedo a ser molestadas o molestados y a ser culpadas o culpados por ello. No es normal que escuchemos historias de hermanas asesinadas o abusadas sexualmente y mucho menos que se justifiquen tales injusticias diciendo que se lo buscaron.

Nos unimos en una voz, sabiendo que a esta marcha asistimos personas de todas ideologías, aspiraciones, ocupaciones, identidades de género, edad y preferencias para demostrar un compromiso, un compromiso ante nuestro país, ante nuestras autoridades y comunidades para exigir justicia, a exigir honestidad y a exigir sensatez ante un tema tan doloroso como lo es la violencia con base de género.

Gracias.



 



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